miércoles, 1 de enero de 2014

Y en una esquina... La Tana




Mi amigo Dani -que tiene buen gusto el "joio"- me la recomendó. Confieso que a pesar de la muy buena pinta de los locales de la calle Navas, rehuyo los ambientes excesivamente turísticos y rebusco los rincones donde uno está como en casa. La Tana nos gustó desde la primera vez, a pesar de la auténtica peripecia que supone entrar al local un viernes o sábado noche, aunque la suya de de esas aglomeraciones amables donde siempre terminas por compartir comentario con la gente de al lado; tanto que esta taberna rezuma hospitalidad desde detrás de la barra y al otro lado de ella... tanto que es increíble dejarse aconsejar a la hora -por ejemplo- de elegir vino, pues sorprendentemente apuestan por la vinacoteca de la tierra, la de los excelentes vinos de Granada que de manera incomprensible otros muchos lugares ocultan o no ofrecen. Lo pone su placa exterior, pero lo mejor -insisto- es la recomendación de quien te atiende. En nuestra última visita era tanto el frío exterior que al entrar las gafas se volvían opacas a causa del contraste y en el interior, a pesar del bullicio, la conversación se prolonga y se vuelve densa y paladeada como el buen vino. Y, por cierto, me encanta su decoración amable, abigarrada, cortijera y de sabor eterno. El próximo día, intentaré que esté diluviando afuera para disfrutar mejor de la atmósfera cálida y confortable de este lugar. Más allá de Navas, en la calle Rosario, esquina placeta del agua. 

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