domingo, 12 de febrero de 2017

En la frontera sur de la imaginación




El empapelado de la escuela no dejaba lugar a dudas. Aquí manda la paciencia sobre la impaciencia y la visión sobre la vista.
La Semana del Diseño, escaparate mundano de la inquietud del alumnado y ex-alumnado de los estudios superiores de Diseño Gráfico y Diseño de Moda, huéspedes de honor del ya rancio edificio de la Escuela de Artes de Granada, ha vuelto a contarnos algo que nunca terminamos de aprender: que los profesionales son profesionales se ponga el mundo como se ponga; y en un terreno tan advenedizo como el diseño (donde caben tanto el sobrino del jefe que "maneja muy bien el ordenador" hasta la famosa-petarda de TV que, ahora, "diseña" joyas), no está de más que se marque bien la frontera, pero jamás tratando de trazar una línea divisoria o discriminatoria... ¡no!, sino contarle a quien esté preparado para ser receptivo, que las ideas hilvanadas en las mentes preparadas, nacen tejidas uniformes, suaves y a la vez contundentes. 
Un espacio tan heterogéneo, como el salón de actos o el pasillo de la escuela de la calle Gracia, deja más interrogantes que respuestas, pero del bullicio ingenioso, ocurrente y -vuelvo a insistir- profesional de sus alumnos, solo cabe una vez más el quitarse el sombrero. 
Me da a mí que en esa frontera que existe en el mismo centro de Granada, no admiten más pasaporte que la valentía, la preciosa arrogancia y la clarividencia de los diseñadores.
¡Ah, y el ambiente genial!.

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